El informe Feeding Profit de UNICEF, con datos recopilados entre 2000 y 2022, advierte que a pesar de que el bajo peso en los niños y adolescentes de entre 5 y 19 años sigue siendo un desafío en África subsahariana y el sur de Asia, en el mundo, aproximadamente 188 millones de escolares tienen obesidad.
Este panorama es un llamado urgente a la acción: es necesario diseñar soluciones que aborden simultáneamente la inseguridad alimentaria y el consumo desmedido de ultraprocesados, pues la malnutrición hoy es una doble carga: exceso y carencia coexisten en la misma comunidad.
UNICEF advierte que el costo económico global de la obesidad podría alcanzar los 4 billones de dólares anuales en pocos años. Los sistemas de salud se verán presionados para atender enfermedades crónicas prevenibles que se originan en la infancia.
La obesidad infantil no es un problema estético, sino una alerta de salud pública. Niños con obesidad tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer a edades tempranas. Estos problemas comprometen su calidad de vida y su esperanza de vida futura.
Combatir la obesidad en el mundo requiere políticas integrales que protejan a la infancia y promuevan entornos saludables, en lugar de responsabilizar únicamente a las familias por sus decisiones alimentarias.
UNICEF propone medidas urgentes que los gobiernos deben implementar para frenar el avance de la obesidad infantil. Estas incluyen el etiquetado frontal de advertencia, la prohibición de venta de ultraprocesados en escuelas y regulaciones estrictas sobre su publicidad dirigida a niños, aunque los consumidores también tienen un papel clave: elegir productos frescos, leer etiquetas y reducir la compra de ultraprocesados son pasos que pueden transformar la demanda del mercado.